Concepto de cultura

Concepto de cultura

 

Si atendemos en primer lugar a su etimología, deriva del latín cultus o colere. En un primer momento se refería a una acción humana ejercida sobre la tierra, la labranza, y no fue hasta siglos después que adquirió un sentido metafórico, referido a las personas, colectividades, o países “cultivados”.

El concepto de cultura del mundo contemporáneo tiene sus raíces en los estudios de Historia Universal realizados en Alemania en siglo XVIII, dichos estudios estaban guiados por el íntimo convencimiento de que la historia humana era la historia del progreso de la humanidad y término “cultura” sirvió para dar nombre a esa evolución del progreso. El concepto cultura, como tantos otros conceptos fundamentales para el hombre contemporáneo, es fruto del pensamiento ilustrado. El concepto cultura tiene un origen básicamente alemán y remite a creencias, instituciones, usos y prácticas de un pueblo, como un concepto ligado a la identidad. Por su parte la Ilustración trazo una serie de valores universales que denomino civilización, concepto que tuvo un carácter etnocentrista y ligado a la modernidad. Durante la Ilustración, cultura se empezó a utilizar como sinónimo de civilización, entendida también como un proceso de desarrollo que ahora llevaba necesariamente a la cultura europea de la Ilustración, que se autoconsideraba superior a las demás y a la naturaleza, en uso de un modelo elaborado en las sociedades estratificadas por una categoría que introdujo sus normas allí donde impuso su poder. Luego pasó a referirse a “las culturas específicas y variables de las diferentes naciones y periodos, pero también, las culturas variables y específicas de los grupos sociales y económicos dentro de una nación”, relacionando cultura con tradiciones profundas de los pueblos y naciones, como oposición al proceso de industrialización y al excesivo racionalismo.

Los términos cultura y civilización, dejaron también de considerarse sinónimos, por cuanto, la cultura es una realidad universal, mientras que la civilización corresponde a una fase de la evolución sociocultural, de forma que si bien todas las sociedades tienen una determinada cultura, no todas ellas evolucionan desde el punto de vista tecnológico, económico y organizativo, hacia la civilización, asociada a las altas densidades de población, la emergencia del urbanismo, la estratificación de las clases sociales y el Estado.
Concepto de cultura desde la antropología
•La antropología analiza la herencia social: “memoria hereditaria no genética de la sociedad”. La Cultura estaría así constituida por el conjunto de prácticas y de conductas sociales inventadas y transmitidas dentro de un grupo social: lengua, ritos, cultos, religión, vestido, hábitat, saber técnico-científico, artesanía, etc. El comportamiento humano es adquirido y aprendido, por consiguiente, no es instintivo ni heredado a través de mecanismos genéticos, sino comunicados de generación en generación.

Desde un punto de vista antropológico es clásica la definición de Tylor que fue el creador de la Escuela Evolucionista (El objeto de la antropología evolucionista era tratar de reconstruir los pasos o etapas que habían señalado el crecimiento de la cultura. Las etapas que iban desde las sociedades menos avanzadas a las más complejas) y creó una definición marcada por su conceptuación universalista, que se identifica con la idea de civilización. Según él:

“Cultura es aquel todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y costumbres y cualesquiera otros hábitos y capacidades adquiridos por el hombre en cuanto miembro de la sociedad”. En este sentido se identifica con todo creado por el ser humano, todo lo que no es naturaleza. Incluye todo tipo de aprendizajes realizados para la satisfacción de necesidades individuales o colectivas.
Frente a esta concepción universalista en la antropología también aparece la llamada “Escuela del Particularismo Histórico”, iniciada por Franz Boas. Frente a Tylor, Boas propone otra visión del termino cultura: “conjunto diferenciado de costumbres, creencias e instituciones sociales que parecen caracterizar a cada sociedad aislada”. Las sociedades se analizaban como entidades únicas distintas a otras, no había una única cultura y no había diferentes grados de cultura que correspondan a diferentes etapas del desarrollo cultural.
Según Boas: “en vez de que las distintas sociedades tengan diferentes grados de cultura, cada sociedad tenía una cultura propia”. Boas aporta el estudio de la “cultura material” referida a los objetos creados por las técnicas humanas, recogido mediante trabajos de campo.
Otra aportación importante dentro de la Antropología fue la de la Escuela Sociológica, que presta atención al estudio de las sociedades contemporáneas, abandonando la Arqueología y la Antropología física, pero continuando con el trabajo de campo. Destacan el francés Levi-Strauss y el británico Malinowski. No buscan analizar su evolución pasada o histórica, sino el conocimiento que cada rasgo y complejo cultural cumple en un determinado sistema social. Malinowski consideró a la Cultura como “un conjunto de respuestas a las necesidades elementales del hombre”.
En la teoría estructuralista, la cultura es un mensaje que puede ser decodificado tanto en sus contenidos, como en sus reglas. El mensaje de la cultura habla de la concepción del grupo social que lo crea, habla de sus relaciones internas y externas –en la propuesta estructuralista, las culturas de los pueblos “primitivos” y “civilizados” están hechas de la misma materia y, por tanto, los sistemas del conocimiento del mundo exterior dominantes en cada uno – magia en los primeros, ciencia en los segundos no son radicalmente diferentes.
Las distintas escuelas antropológicas coinciden en las siguientes ideas:

La cultura consiste en la memoria hereditaria no genética de la sociedad.
La cultura es lo esencialmente humano, la gran brecha entre el hombre y los animales.
La cultura es un hecho social: se trata de un herencia no generada por el individuo aislado, sino por los grupos sociales en que desarrolla su existencia.
La sociedad es un conjunto organizado de individuos con una forma de vida. La cultura es el conjunto de relaciones sociales.
La cultura abarca un amplísimo campo de contenidos: creencias, arte, moral, derecho, costumbres, instituciones sociales.

LA CULTURA EN EL MOMENTO ACTUAL
• El hombre contemporáneo está inmerso en un multiplicidad de grupos sociales.. La realidad del individuo viene dada por el mundo social en el que se inscribe.

• Hay culturas llamadas nacionales que conviven con otras que se derivan da la estratificación social. Así aparece la cultura rural, la urbana, la burguesa o la obrera, junto con la cultura de élite y la cultura de masas o la cultura juvenil, universitaria etc…

• En una sociedad, pueden distinguirse, grupos y subgrupos que viven la cultura de forma diferente, subculturas, que se refieren a la cultura propia de subgrupos, de minorías.
• De la cultura, surge lo que denominamos contracultura, que remite a juicios que una mayoría tiene sobre las subculturas, que los propios subgrupos a menudo aprueban, tomándolas para calificarse a sí mismos.

Las políticas públicas buscan transformar lo multicultural en interculturalismo para evitar la conflictividad. Para ello incentivan la interacción, el diálogo y la mezcla entre grupos diferenciados. Este trabajo se lleva a cabo con la premisa de que la realidad de nuestra sociedad es cambiante, dinámica y abierta, la meta es la integración sin la unificación cultural. La idea es respetar la diferencia, superando la jerarquización a favor de la igualdad. Este proceso no esta exento de conflictos ideológicos y sociales.

Las propuestas UNESCO, que comparten gran parte de los gobiernos buscan la integración a través del interculturalismo. Promovida por la UNESCO surge la Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural y la Convención sobre la Diversidad de las Expresiones Culturales. En estos momentos e trabaja para el reconocimiento de los derechos culturales como parte integrante de los derechos humanos, que son universales, indisolubles e interdependientes
Preámbulo de la DUDC: “la cultura debe ser considerada como el conjunto de los rasgos distintivos espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o a un grupo social y que abarca, además de las artes y las letras, los modos de vida, las maneras de vivir juntos, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias”

•Dentro de los derechos reconocidos como derechos culturales por los instrumentos internacionales figuran los siguientes:
–el derecho a participar en la vida cultural de la comunidad y la protección de los derechos de autor (reconocidos en el artículo 27 de la Declaración Universal de Derechos Humanos y en el artículo 15 del Pacto de derechos económicos, sociales y culturales).
–el derecho a la educación (artículo 26 de la DUDH y los artículos 13 y 14 del PESC).
–las libertades lingüísticas reconocidas a las personas pertenecientes a las minorías (artículo 27 del Pacto de derechos civiles y políticos).

Dimensiones de la cultura:

A efectos de política cultural deberemos usar una concepción que delimite los campos de actuación: “cultura es un conjunto de actividades y productos de carácter simbólico, realizadas en los ámbitos intelectual, artístico, social y recreativo, concebidos con un carácter creativo”

Entendemos la cultura no sólo como producto sino como actividad. Los procesos pueden llegar a ser tan importantes como el resultado final. El rasgo más significativo es que se trata de contenidos con un valor simbólico más que material o de uso. Cuando hablamos de simbólico bien podríamos hablar de expresivo o comunicativo. En un sentido amplio, la cultura es comunicación.

La cultura no se restringe al ámbito intelectual, ni de las ideas en contraposición a lo material. Tampoco se restringe a las artes, aunque sean un subconjunto relevante. Se define también en lo social, en las relaciones, en la creación y transmisión de valores. En su mayor parte se dirigen al disfrute en el tiempo de ocio.

Junto a su carácter simbólico, el otro rasgo que la define es el carácter creativo, sin creatividad no hay actividad o producto cultural.

Otro rasgo significativo es que la cultura es la fuente de la identidad individual y colectiva.

La cultura es aprendizaje (dimensión conductual), algo aprendido que se transmite simbólicamente que, aunque contiene ideas, no existe en la cabeza de alguien; aunque no es física, no es una entidad oculta, sino que es una conducta humana que es vista como algo simbólico, que significa algo, tiene un sentido y un valor que se expresa a través de su aparición y por su intermedio (Geertz, 2000) y es fuente de identidad individual y colectiva (López de Aguileta, 2000)
La cultura es simbólica, al construirse a partir de elementos arbitrarios, convenidos, cambiantes y flexibles, para producir mensajes muy complejos y abstractos, el más avanzado de los cuales es el lenguaje.
La cultura es instintiva (dimensión cognitiva), se compone de ideas, creencias y valores subyacentes, y por ello, es un modo de interpretación de la realidad, que da sentido a esta realidad. Bajo esta perspectiva, toda cultura implica una actividad, un modo de apropiación, una toma de conciencia y una transformación personales, un cambio instaurado en un grupo social, en el que son importantes los procesos y las relaciones (López de Aguileta, 2000)

Desarrollo cultural

En sentido estricto, es el resultado de programas ordenados que buscan la implantación de innovaciones en la producción y, sobre todo, en la recepción cultural, destinadas o ejercidas por públicos específicos (jóvenes, de barrios o regiones desfavorecidas, etc.) por medio de un proceso de amplifiación y coordinación de iniciativas culturales en los diferentes socios.
En los Estados democráticos actuales es esencial el desarrollo cultural, ya que el progreso cultural de los ciudadanos es inseparable del progreso social, democrático y económico.

La Constitución del 78 en su articulado recoge el derecho a la cultura:

– El articulo 44 recoge la cultura como un derecho. Esto se enmarca dentro de la tendencia constitucional derivada de la 2ª Guerra Mundial.
– También recoge la participación ciudadana en la vida política, económica, cultural y social. (art. 9.2)
– Por último, la cultura es una función del Estado, como se desprende claramente del importantísimo artículo 149.2.
– El preámbulo alude a la función protectora y promotora de la cultura por parte del Estado

El Estatuto de Galicia, en el artículo 27 recoge las competencias en:

– Patrimonio histórico, artístico, arquitectónico, arqueológico, de interés de Galicia, sin perjuicio de lo que dispone el artículo 149. 1. 28 de la Constitución;
– El fomento de la cultura y de la investigación en Galicia, sin perjuicio de lo establecido en el artículo 149. 2 de la Constitución.
– La promoción y la enseñanza de la lengua gallega.

En el ámbito local esta la participación en la Agenda 21. Programa para desarrollarla que abarca aspectos económicos, sociales y culturales, así como relativos a la protección del Medio Ambiente.

El valor económico de la cultura:

“El valor económico de la cultura en España”, un análisis estadístico pionero que ha detectado la presencia de las actividades culturales y de la propiedad intelectual en las distintas ramas de la contabilidad nacional

Los datos indican que la cultura aporta el 3,2% de la riqueza nacional y la propiedad intelectual el 4%, por encima de sectores como la energía

Resultados

Los resultados, ofrecidos para el quinquenio 2000-2004, indican que el promedio del VAB (Valor Añadido Bruto) cultural en el conjunto de la economía española se sitúa en el 3,2%. Las actividades de propiedad intelectual supusieron un 4% del VAB.

La aportación al PIB, que es el resultado de sumar los impuestos netos a los productos al VAB, se sitúa sólo dos décimas por debajo de esa cifra. La elección del VAB como referencia se debe a que permite una comparación más próxima a la realidad entre los sectores económicos, ya que el hecho de que los gravámenes a los productos culturales sean menores que los del resto de la economía distorsiona los porcentajes del PIB.
Segmentado por fases de la cadena productiva, la creación y la producción suponen más de la mitad de la aportación de la cultura al VAB.

La fabricación representa casi la quinta parte (19%), una importancia similar a la de la distribución y difusión de los bienes culturales ya elaborados (15,2%).

El crecimiento medio del sector de la cultura en el periodo analizado ha sido del 6,2%. Mientras el aumento anual del conjunto de la economía española se sitúa en el 7,4%, algunos sectores culturales han superado este promedio, con tasas como el 8,7% de Patrimonio, el 8,5% de Archivos y bibliotecas, un 7,9% para Artes escénicas, y el 7,7% en el caso de Radio y televisión.

Por subsectores, Libros y prensa lideran la generación de riqueza cultural, ya que contribuyen con casi el 50% del PIB cultural. Radio y televisión y Cine y video siguen la estela.

La estadística demuestra que la cultura y la propiedad intelectual tienen un peso muy significativo en la economía española, superior, por ejemplo, a sectores señeros como la energía (2,6%), y similar a la agricultura, ganadería y pesca.

Aunque la ausencia de una metodología internacionalmente establecida conlleva la máxima cautela al realizar comparaciones con otros países, los resultados para los sectores del ámbito cultural considerado este estudio indican que su participación en el PIB de España esta cercana a la de otros países estudiados por la OCDE tales como Australia, 2,4% o Canadá, 3,3%.

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